Hoy
quiero sonreír después de haber llorado por mucho tiempo. Lloré por alguien que
sigo queriendo con toda mi alma, aunque de forma mucho más libre y completa.
Nadie le pertenece a nadie. Aprendí que las personas van llegando a tu vida
cuando deben llegar. Por algo, siempre por algo. Llega un momento en que la
razón de vivir encuentra un lugar en nuestra vida y de repente, todo lo que nos
confundía empieza a tener sentido: nos vamos dando cuenta de que lo que importa
son las cosas que no podemos ver y que las que sí podemos ver, no siempre son
fieles a lo que parecen. Con el tiempo nos damos cuenta de lo mucho que valen
nuestras relaciones y el lugar que merecen de alguna forma, todo lo que hacemos
nos va transformando en algo mucho más grande. Conforme vamos viviendo, vamos
sintiendo con el sentir se aclara todo: las lágrimas nos revelan que son y
siempre van a ser parte de nosotros, pero las risas nos recuerdan una y otra
vez que son la esencia de la vida. El amor es todo y no podemos limitarnos a
sentir sólo partes de una fuerza tan grande. Espero que el amor que hoy recibas
lo regreses con un detalle desde el fondo de tu corazón, porque nada en la vida
vale más que eso y que todo lo que hagas sea con las mejores intenciones,
porque algún día todo lo que has dado se te regresará y entonces sabrás por qué
estás aquí.
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