domingo, 14 de noviembre de 2010

No existe, por más que me haya creído que sí, una medida que me permita entender tus reacciones. ¡Tus palabras dependen tan poco de cualquier cosa que te diga! Parece que fluctuaran según como se las va llevando el viento. Qué lástima que te encuentres a un par de estaciones de mis pretensiones, qué lástima que no supimos hacer coordinar, los deseos desencontrados. Qué lástima que no se pudo empezar, aquello que simulaba prometedor. Y notarás que no es tristeza, no. Es lástima. Ni siquiera llegué a ser feliz a tu lado, como para sentirme triste. Es 'el que hubiese pasado si...' lo que ahora me desvela. Ahora, es un decir. ¿No es que somos amigos? Amigos. Que palabra tan ambigua. ¿Y sabes qué? No me llena.

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